lunes, 14 de abril de 2008

El amor por el misterio.


No hay misterio más delicioso y apasionante que aquel que jamás es descubierto. ¿Qué tema existe más apasionante para el hombre que el principio y fin de las cosas? La vida y la muerte, la existencia y la no existencia. El teólogo ama a Dios porque jamás lo entenderá completamente, el matemático a las matemáticas porque jamás encontrará el funcionamiento exacto de todo; el filósofo a la filosofía porque no se acaban los temas en qué trascender el conocimiento… Y todos finalmente siempre amaremos el noble misterio que encierra a la muerte. Aquella preciosa desdicha y sinsabor de los momentos cumbres del problema existencial de cualquier ser humano: ¿Cuánto viviré? ¿Después de morir qué hay? Tantas cosas que podemos pensar antes de morir y sobre el después. ¿Fue nuestra existencia un mero momento en el espacio y tiempo? ¿Soy acaso tan insignificante, que solo valgo durante el lapso indiscriminado de vida de este inmisericorde cuerpo?

Lo que nos impulsa a amar un tema, es la curiosidad que tengamos hacia él. Jerarquías en nuestra cabeza, y el más importante es el que sigue sin resolver… simplemente: un misterio.

Carlos Cuervo.

(Tomado de "enamorada de la muerte", Prefacio)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que los misterios de la vida nunca dejarán de serlo... siempre nos tendrán allí para intentar descubrirlos, pero es esto lo que hace interesante la vida, la busqueda continua de aquello que nos intriga nuestros días...

Anónimo dijo...

¿Por qué el ingeniero es ingeniero? porque cree saberlo todo y así gana beuan plata, igual el médico y otros mediocres por ahí.

La vida es un frakaso, nunk enkontraremos las respuestas, ¿para ke matarse buskando lo ke nunk konoceremos?
En fin...a seguir pensando para ke después de la muerte nos demos kuenta de ke hemos perdido el tiempo.