jueves, 10 de abril de 2008

El arte de hacer a la vida poco valiosa.

Actualmente afrontamos un problema grave en medio de nuestra sociedad: La visión superficial de la vida humana. Ciertamente debemos meternos un momento en el tema, la población juvenil -en especial- y los niños se están viendo afectados. Al igual que los adultos con problemas de "mente joven".

1. El entrenamiento para matar: Videojuegos de acción.
En realidad, este es un problema que afrontamos desde hace un buen tiempo. En cuanto la tecnología sube; el realismo de guerra se aumenta en los simuladores de combate. Los planes para estos simuladores es divertir en gran parte, pero también entrenar. Comprobado ya por la revisión de los planes de reclutamiento del ejército de los estados unidos. Miremos un gran ejemplo en Americas Army (www.americasarmy.com), un juego realmente entretenido, gratuito, y para jugar por internet. El único problema: es un juego para entrenamiento de las fuerzas estadounidenses, sacado a regalar para jugar en red con un único propósito: reclutar.


Pero estos juegos no solamente se dedican a entrenar y reclutar. Su mayor problema se encuentra precisamente en la mente del jugador. Cuando matas y matas en el videojuego, es inofensivo, es divertido, y entre más matas te crees todo un RAMBO. Pero, pronto van cambiando tus realidades... la muerte de las personas en guerra no te es tan poco familiar... ya estuviste ahí. La guerra no te parece algo tan malo, después de todo: fue divertida en el juego de video.

2. Películas de acción.
En las películas de acción encontramos el siguiente problema a tratar sobre el poco valor a la vida humana. Aunque intentan mostrar la guerra desde ciertos ángulos (como es el caso de Saving Private Ryan) la inevitable respuesta de parte del cerebro ante la situación es: eso pasa allá no acá, o: el protagonista vive, casi no le pasa nada, seguro yo siendo mi protagonista, no me pasa nada. Y aunque sean respuestas inconscientes es muy seguro que el cerebro en respuestas futuras para el valor de la vida humana mostrará un total desacuerdo en que eso exista.


Con tanta publicidad a la guerra, las personas le están viendo menos valor a la vida humana. De modo que: "si es mi enemigo, ¿importa si muere?" por el contrario: "¡Es divertido!"

3. El impacto negativo en la conciencia de guerra de un joven:
a. El día que asesinaron a alias "Raúl Reyes" en colombia, LOS CRISTIANOS gritaron: ¡GLORIA A DIOS! en todo lugar público y algunos en sus casas. ¿La vida de este hombre no importaba?
b. Cada que se habla de guerra en el noticiero, los jóvenes se hacen de oreja mocha. El problema, es que no tienen idea de lo cruda que es la guerra. Si asesinan guerrilleros dicen "es bien" y si asesinan soldados "es bien", total: la guerra no es más que un juego o una película.
c. Las personas en la ciudad se ven desinteresadas por el asunto. De tal modo que: si pasa por allá, pues que pase. Y no hay mayor remedio, igual, lo que se ve en las películas no es tan duro.
d. Los jóvenes ven la guerra como una oportunidad para demostrar su valor al asesinar a otros seres humanos, es una oportunidad para practicar lo que han aprendido en el juego, creyendo de manera estúpida: "yo soy un duro en el juego, nadie me mata"

Conclusión:
No digo que los videojuegos y películas de acción deban ser extirpados de nuestro medio. Simplemente, pienso que debemos crear conciencia en las personas que ven estas cosas; debemos recordar a la gente que tanto el uno como el otro son FICCIÓN y que la realidad es totalmente otra.

Mostremos la realidad de la guerra a la juventud y a los niños. Que entiendan que quitarle la vida a otro ser humano, -sea aliado o enemigo- es un acto atroz y repugnante; nada de bueno tiene. Pueden empezar haciéndolos tomar conciencia de la igualdad entre humanos y que, -al igual que ellos- hasta los enemigos tienen familia, vida propia, amigos, aspiraciones, espíritu y claro, que les duele.

1 comentario:

Milena dijo...

Completamente de acuerdo.
Lamentablemente la sociedad misma se está encargando de empobrecer la mente de sus jóvenes y niños, creando en ellos una "falsa realidad" de la cual pretenden no salir.