domingo, 2 de marzo de 2008

Algo de mi hobbie, para mi novia...

Impulso de un pecado no existente.

Nos quedamos solos. Sabíamos que era pecado tan siquiera mirarnos, y aunque intentábamos no hacerlo, nuestras miradas se cruzaban cuando menos lo esperábamos. Miré los ojos con atenta tranquilidad; simplemente intentaba leer, pero no lograba mayor cosa con tan penetrante energía que brotaba de los más profundos rincones de su alma directo a la mía por aquellas gemas.

Respiré profundo. El aliento me faltaba un poco. Aquel nudo que invadía a quienes estamos a punto de llegar al éxtasis en una situación que, sabemos, no nos es de conveniencia, me estaba invadiendo. Me levanté de la silla de madera tallada que había en el lugar. Sólo una cosa nos separaba: la mesa enorme que nos impedía acercarnos.

Mi reacción fue lo primero en venirme a la mente. Me levanté de la silla y de un solo brinco llegué a la ventana enorme con vidrieras alargadas. Estaba ahogado, necesitaba respirar un poco…

Sus bellos ojos dejaron de mirarme, supongo yo, no era realmente su intención penetrarme; pero bueno, así le sentía. Me sentía desarmado ante su profunda observación, los únicos ojos que me han perturbado y a la vez enloquecido de deleite. Traté de pensar en otra cosa; sin embargo, no me era posible. Necesitaba ayuda, o realmente me sentiría ahogado por el bochorno que ardía por todo mi cuerpo, impidiéndome respirar, impidiéndome siquiera moverme. Sentía cada mirada que había tras de mi, pero no giraba, porque sabía bien, que me encontraría con aquella hermosa mirada, que me llenaría de pánico y me haría débil con tan solo ojearla.

Saboreé mis labios ante la idea de besarla. Pero sabía que en aquel momento, seguramente sería un gran pecado. El profundo dolor ante la perdida de los momentos más cruciales de la vida, pasa cuando menos lo esperas. Y creo que más que su mirada, el ahogo que sentía, era por el pensar, que no podía hacer nada de lo que deseaba con el más profundo y quemante sentimiento de mi alma.

El ardor me dio más fuerte, impulsando a mi entraña más preciada a latir con gran fuerza. Y fue entonces, cuando mi enojo contra mi impotencia fue mayor, al ver que llegaron de nuevo nuestros compañeros de estudio, y se sentaron a su alrededor, siendo ellos grandes murallas que me separarían de su mirada…

Qué tonto es perder, los bellos y alucinantes impulsos del falso pecado…

Para: Milena Pineda.

De: Carlos Cuervo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pecado? Acaso, ¿què es?...¿Es el amor parte de esto?...No importa, no hace falta saberlo...el sentirlo significa mucho màs que eso...Cuando amas, te entregas... cuando amas,te niegas...cuando amas, puedes experimentar lo màs grande de la vida...solo hace falta pensar en ese ser que llena tu corazòn, aquel que te hace suspirar cada mañana, ese ser que harà todo por ti, aquel que por recibir una mirada, una simple sonrisa, es capaz de sacrificarse a sì mismo por lograrlo...auqel que significa tanto, ese ser valioso que ha decidido compartir sus planes y sentimientos con quien ni siquiera lo merece... por todo esto y aùn màs que no entiendo,sòlo estoy segura de lo que siento...GRACIAS POR SER COMO ERES!...Al Soberano la Gloria por tan precioso regalo!...

Anónimo dijo...

Y pretendés que tus suegros confíen en vos?

Ojo, no confundir amor con pasión y me refiero a la pasión vulgar que solo busca satisfacer los deseos carnales. Mejor sigue leyendo!!!

jajajajajaja